Historia de FEDEPRUS Ñuble
Antes de ser federación propiamente tal, el antecedente de la organización es la coordinación de la provincia de Ñuble, parte de la octava región de la FENPRUSS, nuestra anterior organización.
En esa época éramos 5 bases y funcionábamos prácticamente sin presupuesto propio, dado que el 100% lo recaudado iba a las arcas de la organización nacional, excluyendo el aporte regional. Con esa realidad, no teníamos sede, ni recursos para pasajes, ni asesoría, ni material de librería, ni página web. Tampoco teníamos autonomía para opinar ni para dirigirnos a la autoridad. A nivel de Servicio de Salud, nuestros dirigentes provinciales no eran reconocidos, pues se les fustigaba el hecho que por ejemplo un dirigente de servicio de salud quisiera incidir sobre problemáticas del hospital Herminda Martin (“pero si no es su base”, nos decían).
Por otro lado los dirigentes nacionales rara vez se apersonaban en la región y cuando lo hacían, se notaba su total lejanía con las situaciones de Ñuble.
Fuimos parte de la “Macrozona” de FENPRUSS, un colectivo reflexivo y un referente electoral interno que elaboró un diseño de organización diferente a la anterior, ya que era criticada porque se le apreciaba imbuida de excesiva verticalidad en las decisiones.
Este distanciamiento cada vez se hizo hasta mas profundo y la gota que rebalsó el vaso fue un acuerdo de ellos para aplicar durísimas sanciones a aquellos que no participaran de las directrices de la misma. Se llegó a la conclusión que era tiempo de tener una organización propia y con características diferentes.
De a poco fue ganando fuerza la idea de crear una “confederación de verdad”, es decir, no solo darle el nombre, como habría ocurrido si hubiésemos reunido solo a asociaciones de base (que en rigor es una gran federación que se hace llamar “confederación”), sino que fuera una agrupación de varias federaciones. Esa experiencia, única en el país (hasta la fecha), generaba dudas por lo difícil del logro. En ese marco, fuimos convenciendo con la propuesta a dirigentes de macrozona que de a poco fueron apreciando el valor de ese diseño, sobre todo para regiones.
Como Ñuble, decidimos dar el primer paso y crear la primera federación democrática de profesionales universitarios de la salud, a la espera que las bases de la región de Valparaíso y Metropolitana lograran sus respectivas “FEDEPRUS”.
De ese modo, nace, en la ciudad de San Carlos, el 31 de mayo de 2018: “FEDEPRUS ÑUBLE”.
Como un gesto descentralizador en la región de Ñuble, se elige a la ciudad de San Carlos. Esta decisión se considera muy acertada ya que la Inspección del Trabajo de esa ciudad prestó un servicio de alto nivel, que permitió gratamente constituir la organización.
Su primera presidenta fue la psicóloga Consuelo Villaseñor Soto.
Mas adelante, fueron Presidentes el Trabajador Social Claudio Martínez Fonseca (base Servicio de Salud de Ñuble), el Tecnólogo Medico Leoncio Zárate Acuña (base hospital de San Carlos) y actualmente, el Psicólogo Cristian Peña Alonso (base hospital de Bulnes).
Heráldica o símbolo “FEDEPRUS”.
Se trata de un círculo con una flor de loto dentro, cuyos pétalos lo forman personas de diferentes colores.
Cuenta, además, con un punto al centro, que simboliza “unidad”, “convergencia”, “encuentro”, “objetivo común”.
Las personas de diferentes colores representan a cada una de las diferentes profesiones que la integran (de hecho, los colores son utilizados en los vestuarios respectivos). Todas son del mismo tamaño, lo que nos señala “igualdad” y reunidas en armonía formando un todo (sistema), con el mismo nivel de importancia.
Al converger todas las profesiones, conforman una flor, que es símbolo de belleza, de generación, de afecto, de vida.
La flor que se forma es la flor de loto, símbolo de superación ante la adversidad y de capacidad de surgir a pesar de las condiciones hostiles, pues ella crece en los pantanos, destellando en medio del lodo.
Lo rodea un círculo verde. El círculo representa “el mundo” hacia el cual dirige su quehacer; el verde es el color de la esperanza, del deseo de renovación, de la naturaleza, de la que somos parte armónica y hacia la cual esperamos ayudar a su desarrollo. Es por tanto una organización de concepción humanista, salubrista, ecológica en busca de la armonía, el desarrollo y la realización.